Ensayo de Job

 

¿Cuál es el mensaje que Dios quiere dar a través de este libro?

    Aunque he leído el libro de Job en muchas ocasiones anteriores, y he escuchado un montón de prédicas, nunca había experimentado al Espíritu Santo guiándome de una forma tan clara y llevándome a una comprensión del texto más profunda.

 

            De los primeros capítulos, cuando Dios acuerda con satanás poder tentar a Job y poner su fe en duda, puedo rescatar dos puntos importantes: Antes de que comenzaran sus tragedias, Job era un hombre recto, que vivía cerca de Dios y agradándole en todo, que incluso ofrecía a Dios ofrendas en nombre de los pecados de sus hijos, por lo que descarto totalmente, la posibilidad de que la situación de Job, haya sido consecuencia de algún pecado cometido por él, contrario a lo que sus amigos y algunos lectores, pudieran pensar.

 

            Además de ello, el hecho de que satanás tuvo que pedir la autorización de Dios para poder intervenir en la vida de Job, para mi no es más que un motivo de tranquilidad y esperanza ante la verdad de que no hay nada que suceda en mi vida, que esté fuera del control de Dios. Con esto no quiero decir que Dios se goce en propiciar el mal, sencillamente, en esta vida terrenal llena de aflicción, todo está bajo la soberanía y el cuidado del Todopoderoso.

 

            De manera personal, otro aspecto con el que Dios tocó mi corazón fue la actitud de los 3 hombres que acompañaban a Job en su sufrimiento. Me llevó a pensar que lo primero que nuestros hermanos necesitan en dificultad es consuelo y compasión y en muchas ocasiones, lo primero que encuentra es juicio, reproche, cuestionamientos, etc. Dios pide de nosotros compasión y misericordia, Jesús nos ha enseñado como hacerlo, pongámoslo en práctica.

Y como punto central y quizás más importante yo creo que, a través de este libro, Dios nos muestra nuestra posición delante de Él y la majestad que representa. Nuestro lugar como creaturas es aceptar todo lo que venga de Él, bueno y malo, pues al final, siempre resultará en una bendición más grande de lo que hayamos perdido o pasado. Y no solo ello, sino que, es a través de las dificultades que podemos conocer a Dios de manera personal y práctica, nuestra fe debe ser puesta a prueba para crecer y que finalmente como Job podamos decirle a Dios “Antes te conocía, pero hoy te he visto con mis propios ojos”.

 

El Señor no rechaza los corazones humillados, Él se complace en ver que soportamos la prueba y en medio de ella le alabamos, pero más aún, se alegra en revelarse a nosotros, cuando nuestro corazón duda de su poder. El Señor es bueno, honra a quienes lo honran y siempre tiene cuidado de sus hijos.